martes, 20 de diciembre de 2011

VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD - LUIS AGUILLE

VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD - LUIS AGUILLE

NAVIDAD SIN TI - MARCO ANTONIO SOLIS

EL TAMBORILERO EN ESPAÑOL

EL TAMBORILERO ORIGINAL

GLORIA IN EXCELSIS DEO - Andrea Bocelli

DAR ES EL NIVEL MAS ALTO DE VIVIR

 

 
Cuando pienso en algunas de las figuras notables de la historia que fueron capaces de ministrar a las necesidades de la gente y llevar a cabo un gran servicio, uno de los primeros que recuerdo es John Wesley, el inglés del siglo dieciocho que fundó el movimiento metodista.
Él fue un líder que sirvió a Dios durante toda su vida con un espíritu generoso. Pero hay alguien en su familia que fue aun más desinteresada que él y que, realmente, alcanzó sus objetivos a través de su servicio.
Esa persona fue la madre de John, Susana Wesley. La última de veinticuatro hijos nacida en 1669 en el seno de una familia londinense acomodada, la muy inteligente Susana fue la mascota de su padre, el clérigo Samuel Annesley. Aunque por lo general en la Inglaterra de aquellos tiempos no se daba a las hijas mujeres una educación formal, Susana recibió una instrucción excelente de su padre, quien le permitía permanecer en su estudio cuando muchos de los hombres famosos de su tiempo se congregaban allí para discutir temas generales y filosofía.
Como resultado, ella era una persona bien informada, y su capacidad intelectual estaba bien afinada.
A los diecinueve años de edad, se casó con Samuel Wesley, un joven clérigo a quien se le llegó a considerar uno de los más finos eruditos de sus días. Formaron su hogar y empezaron juntos sus vidas.
Poco tiempo después, Susana tuvo su primer hijo, al que le siguieron varios más. Desdichadamente sus esperanzas eran más grandes que sus posibilidades de modo que pasaron casi todos sus cincuenta años de vida matrimonial en medio de apuros económicos.
En aquellos días, las mujeres de la clase media no trabajaban fuera de su casa, no obstante, Susana tuvo un trabajo más que de tiempo completo.
Se dedicó por entero al cuidado de su familia. Mantenía la casa, controlaba las finanzas (su marido era un pésimo administrador financiero) y supervisaba sus modestos esfuerzos campesinos. Aun cuando Samuel fue enviado por sus acreedores a prisión donde permaneció durante tres meses, ella no desmayó en su trabajo, el que realizó mientras seguía teniendo hijos, lo cual no era corriente en aquellos días.
En veintiún años, trajo al mundo diecinueve hijos, diez de los cuales lograron sobrevivir.
A pesar de todo el trabajo que Susana Wesley realizaba para su familia, su tarea más importante era educarlos. Cada día, excepto los domingos, durante seis horas se dedicó a la instrucción moral e intelectual de sus tres varones y siete mujeres.
Hizo de ese trabajo el objetivo de su vida.
Cuando estaba en los sesenta, su hijo John le pidió que le diera a conocer sus métodos escribiéndolos. Su respuesta fue:
No me gusta escribir sobre mi forma de enseñar. Creo que no serviría de mucho que alguien supiera cómo yo, que he vivido una vida de retiro por muchos años, empleé mi tiempo y cuidados en criar a mis hijos. Nadie puede, sin renunciar al mundo, en el sentido más literal, llevar a cabo mi método; y hay muy pocos, si es que hay alguien que pudiera dedicarse por entero durante los mejores veinte años de su vida a salvar el alma de sus hijos, la cual se cree que puede salvarse sin mucha dificultad; por eso fue mi principal preocupación.
Ella había realizado un increíble acto de entrega y, en el proceso, tuvo que dar mucho de sí, como ella misma dice, los mejores veinte años de su vida. Pero los resultados que se pueden ver en sus tres hijos hablan por sí solo. Charles fue un influyente clérigo y se le ha reconocido como uno de los más grandes escritores de himnos de todos los tiempos. Y a John se le atribuye el haber delineado el carácter de Inglaterra más que cualquiera otra persona en su generación. Su impacto en el Protestantismo sigue siendo notable.
Es probable que usted no pueda dar a su familia el tiempo que le dio Susana Wesley a la suya. Pero qué importante es que dé todo cuanto pueda a las personas que son importantes para usted. Y podrá hacer eso solo si aprende a no preocuparse por usted.
Dedique más atención a lo que puede dar en lugar de a lo que puede recibir, ya que dar es realmente el nivel más alto de vivir.
Rebecca Lamar Harmon, Susana: Mother of the Wesleys, Abingdon Press, Nashville, 1968
Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 126
Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. Genésis 13:15
Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de naciones, y de ella surgirán reyes de pueblos.
Genésis 17:16

 

 
Una persona que siempre viajaba liviana (sin demasiado equipaje personal) era la hermana Frances Cabrini.
En marzo de 1889, cuando la monja de treinta y ocho años de edad abandonó el barco en la isla Ellis, estaba pensando en la tarea que la esperaba: ayudar a establecer un orfanato, una escuela y un convento en la ciudad de Nueva York. No estaba preocupada con ninguno de los problemas de su pasado, aunque había tenido muchos.
Francesca Lodi-Cabrini nació a los siete meses de gestación en la ciudad lombarda de San Ángelo, Italia, donde pasó su enfermiza niñez. A los seis años, tomó la decisión de ser misionera en China. Pero la gente se rió de su sueño.
«Una orden misionera jamás aceptará a una niña que se lo pasa enferma la mayor parte del tiempo», le dijo, mofándose, su hermana Rosa.
A los doce años, hizo votos de castidad y cuando alcanzó la edad mínima de dieciocho, presentó una solicitud de incorporación al convento de las Hermanas del Sagrado Corazón. Pero fue rechazada debido a su mala salud.
Pero el rechazo no haría que la Cabrini se diera por derrotada en su sueño de ministrar en Asia. Empezó a hacer cuanto podía en su propia villa para desarrollar fuerzas y probar que valía.
Enseñó a los niños del barrio. Se preocupó de cuidar a los ancianos. Y cuando se presentó una epidemia de viruela, atendió a las familias y amigos hasta que cayó enferma. Después que se recuperó, volvió a presentar solicitud al convento. De nuevo la rechazaron.
Después de seis años, la Cabrini finalmente logró que la aceptaran en la orden. Pensó que eso la pondría un poco más cerca de hacer realidad su sueño de servir en China. Pero todavía tenía que experimentar muchos reveses adicionales. Sus dos padres murieron al año siguiente. Luego fue asignada a enseñar en la escuela local en lugar de allende el mar.
Cuando presentó su solicitud para incorporarse a otra organización dedicada a servir en China, la rechazaron. Pronto la asignaron a supervisar un pequeño orfanato en Codogno, un pueblo a no más de setenta kilómetros de su casa. Pasó allí seis frustrantes años antes que el orfanato fuera cerrado.
Cuando todavía soñaba con ir a Asia, una monja superior le dijo que si quería ser parte de una orden misionera, tendría que empezar una ella misma.
Eso fue lo que hizo. Con la ayuda de una media docena de niñas del orfanato, fundó en 1880 las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón. Durante los próximos ocho años estableció la orden en Milán, Roma y otras ciudades de Italia.
Trató de ir a Asia, pero el Papa León XIII puso fin a su sueño de ministrar en China. Le dijo: «No al Este, sino al Oeste. Usted va a encontrar un vasto campo de trabajo en los Estados Unidos».
En Nueva York ayudó a poner en funcionamiento un orfanato, una escuela y un convento.
Así fue como la hermana Frances Cabrini llegó a la isla Ellis en marzo de 1889. Su largo sueño de servir en Asia yacía en ruinas tras ella, en Italia, el único hogar que ella conoció. Pero no miró atrás. No permitiría que el pasado la mantuviera cautiva.
Por los siguientes veintiocho años se dedicó a la tarea de ministrar a la gente en América. Y para hacerlo, venció una multitud de obstáculos. Cuando llegó a Nueva York, le dijeron que los planes para el orfanato, la escuela y el convento habían fracasado y que lo mejor era que volviera a Italia. En lugar de hacerlo, solucionó los problemas que se estaban presentando y estableció lo que había planeado.
Sin importarle las dificultades que tuvo que enfrentar, continuó venciéndolos. Cuando murió en 1917 a los sesenta y siete años, había fundado más de setenta hospitales, escuelas y orfanatos en los Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra y América del Sur.
El impacto de la Cabrini fue increíble. Fue la Madre Teresa de su día con igual compasión, valor, tenacidad y liderazgo. Pero nunca habría hecho la diferencia que hizo si hubiera dejado que su pasado la mantuviera cautiva. En lugar de lamentarse por haber perdido su sueño y por los sufrimientos de su juventud, fue hacia adelante e hizo lo que pudo donde Dios quiso ponerla.
Mi esperanza es que usted pueda hacer lo mismo.
Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 99
Por qué dejar que las huellas del pasado y las cicatrices del rechazo te limiten. Tienes un Dios capaz de guiarte por nuevos senderos y hacer que tus sueños se hagan realidad.
Pruébalo!!!
Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía. Genésis 37:5.
Sus hermanos replicaron: ¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba. Genésis 37:8.

NO ES EL TAMAÑO DEL PROBLEMA, SINO COMO MANEJO EL PROBLEMA

 

 
El 1 de marzo de 1997, Greg estaba en Bossier City, Louisiana, adonde había viajado desde su casa en Kentucky para asistir a mi conferencia de dos días sobre liderazgo.
Cuando la conferencia concluyó, abordó un avión y se dirigió a St. Louis en la primera etapa del viaje de regreso a su casa, pensando con entusiasmo en la forma de poner en acción el entrenamiento sobre liderazgo que había recibido.
Cuando llegó al aeropuerto en St. Louis para tomar su conexión a Lexington, se sorprendió al descubrir que su vuelo estaba atrasado debido al mal tiempo en Kentucky. Cuando la demora se transformó en la cancelación del vuelo, Greg tuvo que quedarse a pasar la noche en St. Louis. En realidad, no le dio mucha importancia al percance. Estaba acostumbrado a viajar y sabía que tales situaciones suelen presentarse. A la mañana siguiente, tomó el primer vuelo que lo sacó de St. Louis.
Solo cuando aterrizó en Lexington se dio cuenta de la magnitud del problema causado por el mal tiempo.
Mientras conducía desde el aeropuerto rumbo al norte, hacia Cynthiana, empezó a ver los efectos de la lluvia torrencial que había hecho que su vuelo fuera cancelado. Cuando supo que el río Licking, que pasaba por Cynthiana se había desbordado, empezó a preocuparse por su tienda. Se fue directamente hacia allá, esperando encontrarse con que todo estaba bien. La distancia de treinta millas se le hicieron una eternidad.
Cuando finalmente llegó, encontró que toda el área estaba inundada. A doscientos metros de su tienda, pudo ver únicamente el techo y el letrero: PAYLESS FOOD CENTER. El resto estaba bajo agua.
Desmoralizado, se dirigió a su casa, pero ni siquiera pudo llegar cerca.
Durante tres días vivió con su hermana en Lexington, esperando que el nivel del agua bajara y pensando qué podría hacer. Llamó a su agente de seguro para descubrir que las cosas se ponían peor. Tenía todos los seguros imaginables, menos el de inundación. El seguro no le servía de nada.
Entre esto y aquello, transcurrieron cinco días hasta que pudo entrar a la tienda. Cuando abrió las puertas, se encontró con una devastación total.
Ahí estaba, parado en medio de quinientos mil dólares en mercadería y bienes totalmente destruidos. La caja registradora electrónica estaba llena de agua sucia, y una cámara frigorífica de quinientas libras donde acostumbraba tener las bolsas de hielo, había sido alzada por el agua y lanzada sobre uno de los mesones de la tienda. Era la clase de situaciones que hace que cualquiera persona desee salir de allí, cerrar las puertas y no volver jamás.
«Hasta ese punto, no tenía salida», recuerda Greg. Al darse cuenta que la tragedia había hecho fracasar su negocio, pudo haberse dado por derrotado.
«Pude haberme declarado en bancarrota, pero rehusé hacer eso. Fue en ese momento que recordé los principios sobre liderazgo que había aprendido solo unos días atrás. No es lo que me suceda a mí, sino lo que sucede en mí. No es el tamaño del problema, sino cómo manejo el problema. Cuando caigo, tengo que levantarme. Estaba decidido a superar esa experiencia».
Se aseguró que el edificio estuviera aun estructuralmente sólido aunque el interior no sirviera para nada. Todo lo que había adentro hubo que retirarlo, a mano.
Fue necesario hacer veintidós viajes de camión para limpiar completamente el interior de basura.
Fue necesario reemplazar todas las cajas registradoras. Hasta el piso hubo que ponerlo nuevo. Greg y su personal trabajaron incansablemente de la mañana a la noche. Después de una inversión de un millón de dólares, la tienda pudo ser abierta nuevamente y todo ocurrió en nada menos que en dieciséis milagrosos días.
La tienda permaneció cerrada solo veintiún días después de la inundación.
Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 76
Lo importante en la vida es no darse por vencido, sino volver a empezar. Con Dios siempre hay un día para un nuevo comienzo. El hace nueva todas las cosas y nos invita a cambiar nuestra actitud.
Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz; prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto; porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada--dice el SEÑOR.Ensancha el lugar de tu tienda, extiende las cortinas de tus moradas, no escatimes; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás hacia la derecha y hacia la izquierda; tu descendencia poseerá naciones,y poblarán ciudades desoladas. Isaias 54:1-3

TIEMPO DE CALIDAD

 

Reflexiones
El 18 de diciembre de 1998. Durante la fiesta de Navidad de mi compañía, sentí un horrible dolor en el pecho y caí a la lona para la cuenta de diez.
Había sufrido un serio ataque al corazón.
Entre paréntesis, un ataque al corazón es algo leve cuando el ataque lo sufre otro; pero es algo muy serio cuando el del ataque es uno.
Sinceramente, no creí que pasaría la noche. Después los médicos me dijeron que si el ataque hubiera sido cuatro años antes, me habría matado.
Los cardiólogos no poseían entonces la tecnología que salvó mi vida.
Mi ataque al corazón fue una experiencia sorpresiva y dolorosa, pero creo que en este proceso Dios fue muy bueno conmigo.
Varios excelentes médicos se movieron rápidamente haciendo posible no solo que sobreviviera, sino que evitaron también cualquier daño permanente en el corazón.
He aprendido muchas cosas de esto, por ejemplo:
  • Cuando trate de decirle a las personas importantes en su vida cuánto los ama, nunca podrá decirlo suficientemente a menudo.

  • Creo que mi trabajo sobre la tierra aun no ha terminado y Dios me ha dejado vivir para completarlo.

  • Por el bien de mi salud, mi calidad de vida y el impacto que deseo hacer en el futuro, debo cambiar mis hábitos de vida.

  • Mi cardiólogo, el Dr. Marshall, me dijo que los hombres que sobreviven un ataque al corazón cuando todavía son jóvenes y aprenden de él, viven vidas más largas y saludables que los que nunca sufrieron un ataque al corazón.
    Yo estoy decidido a aprender de la experiencia. Cambié mi dieta.
    Hago ejercicios todos los días y trato de vivir una vida más balanceada.
    El comentario de Mark Twain es cierto: «La única manera de conservar su salud es comer lo que no le gusta, beber lo que no le agrada y hacer lo que preferiría no hacer».
    Tengo que admitir que esto muchas veces es una lucha, pero estoy perseverando. Mientras escribo esto, ha pasado más de un año del ataque al corazón y no he flaqueado en cuanto a mi dieta y a mi programa de ejercicios. Y no lo voy a hacer.
    Los cambios que he hecho son permanentes.
    He tomado muy a pecho el comentario de Jim Rohn: «No deje que lo que aprende lo haga más sabio; deje que lo que aprende lo haga más activo».
    Yo creo que la acción que estoy llevando a cabo ahora me está capacitando para disfrutar de la compañía de mi esposa, de mis hijos y de mis futuros nietos, y me permitirá continuar con mi misión durante décadas que de otro modo habría perdido.
    Usted no necesita sufrir de un ataque al corazón o quedar atrapado en una ventisca en el monte Everest para hacer del fracaso su mejor amigo. Todo lo que tiene que hacer es mantener un corazón dispuesto a aprender y tener ansias de aprender cada vez que falla.
    Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 171
    Dentro de las muchas lecciones de la vida, una de las que debemos estar listos para integrar en la vida es la lección de la humildad.
    Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.
    Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.
    Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera. Mateo 11:28-30

    LISTA DE REGALOS

    Reflexiones
    La mayoría de personas confecciona una "lista de regalos" para Navidad, pero la verdadera cristiandad se caracteriza por dar en forma continua y de corazón. Haga de cada día un día para dar un regalo.
    Analice algunas cosas que puede incluir en su lista de regalos:
    Escriba la tan retrasada nota a un amigo.
    Abrace a alguien y susúrrele: Te quiero.
    Siéntese en el piso y juegue con un niño.
    Salga a caminar con un amigo.
    Apague el televisor y converse con su familia.
    Invite a alguien a tomar un helado.
    Saque la basura sin que se lo pidan.
    Visite a un anciano.
    Ofrézcase a cuidar el bebé de una madre agotada.
    Elogie un rasgo que admira en un compañero de trabajo.
    Envíe una donación a algún centro de caridad de su elección.
    Cocine un pastel para un vecino confinado en su casa.
    Escriba una nota de agradecimiento a la maestra de su hijo.
    Llame a un familiar que viva en otro estado.
    Ore por los pastores de su iglesia.
    Organice una cena con velas para su esposa.
    ¡Estas formas de dar jamás cambian ni pasan de moda!
    Uno no puede mostrar una bondad demasiado pronto porque uno nunca sabe cuán pronto será demasiado tarde.
    Hebreos 3:13
    Mientras dure ese "hoy" anímense unos a otros cada día.
    Fuente: El libro devocionario de Dios para Matrimonios. Editorial Unilit

    martes, 13 de diciembre de 2011

    NOCHE DE PAZ - LUCERO

    NOCHE DE PAZ - ANDREA BOCELLI

    BLANCA NAVIDAD

    COMO EN HOLLYWOOD

    Cuantas veces hemos visto películas en las que el tema principal es que una persona viva dentro del cuerpo de otra!
    Existen no una sino varias películas que tratan de este tema...la mayoría de ellas son graciosas ya que resulta extraño y hasta cómico que una persona con ciertas costumbres, características, gustos, ideas y demás cosas, viva dentro de un cuerpo y de una vida que no le pertenecen y que por concecuencia no irán al 100% con su estilo de vida.
    Es ridículo e imposible que algo similar ocurra en la realidad, pero...
    Imagínate que un día te levantas ... (pero como en una historia Hollywoodense) y dentro de tu cuerpo, tu mente, tu alma y tu corazón, vive otra persona y esa persona es nada mas y nada menos que: JESUS, el maestro, el carpintero, el Hijo de Dios, el que comía con publicanos y hablaba con samaritanas, el que no le huía a los leprosos ni a los endemoniados (ocurría lo contrario en este último caso) el que amaba sin ser correspondido, el que bendecía a los que lo maldecían, el que daba su vida por sus amigos (incluyéndote), el que lavaba pies sucios y mal olientes, el que ponía la otra mejilla, el que aborrecía el pecado, el que pasaba horas orando, etc, etc, etc y la lista es interminable.
    IMAGÍNATE nuevamente como sería tu vida si él viviera dentro de ti, ¿qué cambios tan drásticos notarían los demás en ti!, ¿cómo sería tu conducta en el trabajo?, ¿cómo te vería la señora de la tienda de la esquina?, ¿qué pensarían de ti tus padres, esposo, esposa, hijos? ¿qué cosas verían tus ojos de ese día en adelante?, ¿qué escucharían tus oídos a partir de ese momento?, ¿cuánta misericordia irradiaría tu vida?, ¿cómo verías el cielo después de ese acontecimiento?, ¿cuántas veces le sonreirías a un desconocido?, ¿Agradecerías hasta el vaso de agua que bebes, jamás pensarías mal de nadie, cuantos favores harías sin esperar nada a cambio?
    Nuevamente la lista es larguisisísima.!
    Definitivamente las costumbres de Jesús chocarían con las nuestras, sus prioridades distarían kilómetros de las tuyas y las mías, nuestro cuerpo y mente se sentirían forzados a hacer cosas que tal vez no acostumbren, pero poco a poco se empezaría a notar el Jesús que llevamos dentro.
    ¿Y sabes qué es lo más genial?
    Que esta idea no se le ocurrió a Spielberg para llevarla a una pantalla, sino a nuestro Dios, para que sea una realidad.
    -Eunice Rodriguez
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    Gálatas 2:20
    Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
    Juan 14:17
    El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

     

    Algunas de las lecciones más profundas de la vida pueden recibirse en los lugares menos esperados si tan sólo nos tomamos el tiempo para mirar a nuestro alrededor y ver con nuestros corazones tanto como con nuestros ojos.
    Un día, mientras viajábamos desde el trabajo entre San Antonio y Bandera, Texas, presencié uno de los más espectaculares amaneceres de mi vida. Una de las ventajas de mi viaje diario era la rara oportunidad de ver al sol tanto salir como ponerse y en el esplendor de las colinas de Texas. En esta particular mañana, me tomé el tiempo para detenerme en la cima de una colina y observar el cambio de colores mientras el gran cuerpo celeste se asomaba por sobre el horizonte y florecía en toda su gloria, imposibilitándome el mirar directamente sus enceguecedores rayos. El recuerdo de aquel amanecer me acompañó todo el día.
    Al dirigirme a casa esa tarde, anticipaba particularmente la puesta del sol. ¡No fui decepcionado! No solo observé aquel ocaso, lo experimenté. Tuve una vista panorámica mediante mis espejos retrovisor y laterales, además de mi vista en dirección al noroeste. ¡Qué vista tan hermosamente impresionante! Una vez más detuve el auto para sacarle ventaja a la espectacular puesta del sol. Estando sentado observando los siempre cambiante colores, me di cuenta de que lágrimas de puro gozo corrían por mis mejillas. Sin embargo, lo mejor estaba todavía por venir en la forma de la luminiscencia. Mientras que los brillantes y vibrantes colores del ocaso comenzaban a desvanecerse en los más hermosos pasteles, mezclándose y combinándose en cada color imaginable, me di cuenta de que Dios me había concedido uno de los más grandes regalos de toda mi vida: una vista de la vida de comienzo a fin y más allá.
    Para mí, la verdadera belleza de la vida reside en el hecho de que no somos derramados en un molde específico con un patrón de vida predeterminado e inalterable. Fuimos creados como individuos únicos con libre albedrío para tomar decisiones que moldeen nuestras vidas. Entonces, esperamos, hallamos el valor de vivir con las consecuencias de esas decisiones.
    He aprendido que al enfrentar los desafíos desarrollo músculos morales, espirituales y mentales que me preparan para la siguiente tormenta. No puedo pensar en nada menos provechoso que una vida vivida sin el beneficio de pruebas y dificultades que nos preparen para las crisis que han de venir.
    Cuando el ocaso de mi vida llegue y vea el rostro de mi Señor, contemplaré, por vez primera, aquel amanecer en gloria. Al mismo tiempo, los seres queridos que dejo atrás estarán viendo mi luminiscencia. Es mi deseo que cuando me llegue este momento, ¡sea un tiempo de celebración de mi vida que nunca acabará! Ninguna canción triste... ¡sólo canciones de Victoria!
    Marjorie Baker, copyright 1995

    PANQUECAS

     
    El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle "pancakes" a sus papás para desayunar.
    Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo.
    La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito.
    Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. Él quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los "pancakes", pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.
    Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo.
    Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. Él solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.
    Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.
    "Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre.
    Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida.
    Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.
    Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.
    Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial.
    Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos."
    Dios no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Salmos 103:10.

    No había planeado viajar este año, pero sin darme cuenta me encontré preparando el equipaje. Y una vez que salí, me llené de temor. Fue otro viaje de culpa.
    Reservé mi tique en la línea aérea El deseo que tuve. No necesité chequear mi equipaje porque en esa aerolínea todo el mundo lo carga teniendo que llevarlo por lo que parecen ser largas millas en el aeropuerto de la ciudad Remordimiento. Había allí gente de todo el mundo, encorvados bajo el peso del equipaje que ellos mismos habían empacado.
    Tomé un taxi para que me llevara al Hotel Último Recurso. Durante todo el trayecto, el chofer no dejó de mirar por sobre su hombro. Al llegar, busqué el salón donde tendría lugar mi reunión, el Encuentro Anual de Compasión. Al registrarme, vi que todos mis antiguos colegas estaban en la lista:
    Toda la familia Hacer: Haría, Hice e Hiciese Las dos Oportunidades: la Malgastada y la Perdida Todos los Ayer:
    Había demasiados como para enumerarlos uno a uno, pero todos tenían historias tristes para contar. Sueños Rotos y Promesas Incumplidas también estaban allí junto con sus amigos No me eches la culpa a mí y No pude hacer nada.
    Y, por supuesto, el renombrado cuenta-historias Es su culpa estaba allí para ofrecer horas y horas de entretenimiento.
    Mientras me preparaba para pasar una larga noche, me di cuenta que una persona tenía el poder de enviar a toda esa gente a casa y terminar con la fiesta. Y esa persona era yo. ¡Todo lo que tenía que hacer era volver al presente y dar la bienvenida al nuevo día!
    Si se ha encontrado embarcándose en un vuelo a la ciudad Remordimiento, reconozca que es un viaje que usted mismo planea y que puede cancelar en cualquier momento, sin multa ni penalidad. Pero la única persona que puede hacerlo es usted.
    Las personas que no logran superar los problemas o el dolor del pasado terminan por ser amargadas. Es la consecuencia inevitable de no procesar viejas heridas y tragedias.
    Maxwell, John C.: El Lado Positivo Del Fracaso; Failing Forward. Thomas Nelson, Inc., 2000; 2003, S. 96
    NO sigas lamentndote con el Ayer. Piensa que en Cristo todas las cosas son hechas nuevas y que Él tiene algo nuevo cada día para tí.
    Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca. Genésis 26:35.
    Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo:¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!
    Genésis 27:34.

    lunes, 12 de diciembre de 2011

    NOTICIA INSOLITA

     

    Vas en tu auto rumbo a casa.
    Piensas en el juego que quieres ver o en la comida que te gustaría comer cuando de pronto un sonido que no puedes identificar llena el aire.
    El sonido viene de lo alto. ¿Una trompeta? ¿Un coro? ¿Un coro de trompetas? No sabes, pero quieres salir de dudas. De modo que te detienes, sales del auto y miras hacia arriba. Te das cuenta que no eres el único curioso. La carretera se ha transformado en una playa de estacionamiento. Los autos con las puertas abiertas y la gente mirando al cielo.
    Clientes salen de las tiendas. Se detiene el juego de béisbol de la liga infantil que se desarrollaba al otro lado de la calle. Jugadores y sus padres miran las nubes.
    Y lo que ellos ven, y lo que tú ves, nunca se ha visto antes.
    Como si el cielo fuera una cortina, la atmósfera se abre. Una luz brillante se proyecta hacia la tierra. No hay sombras. Ni una sola sombra.
    De donde sale la luz empieza a surgir un río de color: agujas de cristal de todos los matices jamás vistos. Y cabalgando sobre aquel mar de colores un ejército interminable de ángeles. Pasa a través de las cortinas una miríada de ellos al mismo tiempo, hasta que llenan cada pulgada cuadrada del cielo. Norte. Sur. Este. Oeste.
    Miles de alas plateadas suben y bajan rítmicamente y sobre el sonido de las trompetas se puede oír a los querubines y serafines, cantando: «Santo, santo, santo».
    El flanco final de ángeles es seguido por veinticuatro ancianos de barba plateada y una multitud de almas se unen a los ángeles en adoración.
    El movimiento se detiene y las trompetas callan. Se oye únicamente la triunfante tripleta: «Santo, santo, santo».
    Entre cada palabra hay una pausa. Con cada palabra, una profunda reverencia. Escuchas tu voz uniéndose al coro. No sabes por qué dices esas palabras, pero sabes que debes decirlas.
    De pronto, los cielos se aquietan. Los ángeles se vuelven, tú te vuelves, todo el mundo se vuelve, y ahí está Él.
    Jesús.
    A través de las ondas de luz ves la silueta de la figura de Cristo el Rey.
    Está parado sobre un gran semental, y el semental está sobre una nube inflamada. Él abre su boca, y sientes que cae sobre ti como un manto su declaración: «Yo soy el Alfa y la Omega».
    Los ángeles inclinan sus cabezas. Los ancianos se quitan sus coronas. Y ante ti hay una figura tan arrobadora que lo sabes, instantáneamente lo sabes: Nada más importa. Las acciones en el mercado bursátil o las notas en el colegio; reunión de vendedores y resultados del juego de fútbol.
    Nada tiene importancia. Todo aquello que importaba ya no importa más, porque Cristo ha llegado...
    Lucado, Max: Cuando Christo Venga. Caribe-Betania Editores, 2001.
    Noticia Insólita, pero cierta, Un día sucederá. Lo creas o no. Será la noticia más Insólita. Estás preparado para no ser un mero espectador, sino un actor junto con Él en esta noticia?
    Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con El a los que durmieron en Jesús.
    Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
    Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero.
    Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. 1 Tesalonicenses 4:14-17.

    FORD Y SU MOTOR V8

     

    El genio del automóvil, Henry Ford, una vez concibió un plano revolucionario para una nueva clase de motor. Lo conocemos ahora como el V-8. Ford estaba ansioso de poner esta nueva idea en producción. Puso a algunos hombres a dibujar los planos y los presentó a los ingenieros.
    Cuando los ingenieros examinaron los dibujos, uno a uno llegaron a las misma conclusión: su visionario jefe no sabía mucho sobre los principios fundamentales de la ingeniería. Le dijeron con toda amabilidad que su sueño era imposible.
    Ford dijo: "Fabríquenlo de cualquier manera". Ellos contestaron: "Pero es imposible". "Háganlo", ordenó Ford, "y trabajen hasta que lo logren, no importa cuánto tiempo se requiera".
    Por seis meses lucharon dibujo tras dibujo, diseño tras diseño. Nada. Otros seis meses. Nada. Al fin del año, Ford se reunió con sus ingenieros, y una vez más le dijeron que lo que él quería era imposible. Ford les dijo que continuaran. Continuaron. Y descubrieron cómo construir un motor V-8.
    Ford y sus ingenieros vivían bajo el mismo cielo, pero no tenían el mismo horizonte. John C. Maxwell,
    Dios coloca en nuestros Corazones visiones que quizá no concuerden con la de quienes nos rodean, sin embargo no olvidemos que es Él quien la ha puesto allí.
    Habacuc 2:3
    Aunque la visión tardará aún por tiempo, más al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará.
    Daniel 8:26
    Y la visión de la tarde y la mañana que está dicha, es verdadera: y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
    Filipenses 4:13
    "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"

    UN MUCHACHO SORPRENDENTE

     

     
    Comprar víveres para surtir la despensa o recoger algunas cositas para reponer lo que se ha acabado como suele pasar con ciertos alimentos de consumo cotidiano en los hogares, no es uno de los quehaceres favoritos dentro de mi agenda de ama de casa... pero es una de mis tareas.
    Sin embargo, como cada cosa programada dentro de las funciones domésticas, la realizo con placer y la disfruto. Algo extraño me pasa, no sé si le pasará a otros pero al llegar al supermercado, siento que me desinhibo y me entrego al placer de comprar lo que sea que haya que comprar.
    Creo que aquí entra en juego aquello de que todo lo que hagamos, debemos hacerlo como para Dios. Así que de por sí, hago que me encante este tiempo.
    En medio de esta engorrosa actividad, engorrosa porque hay que hacer largas filas para pagar en la caja, tropezando con la gente, no pudiendo detenernos mucho tiempo mirando un producto porque hay otros esperando detrás y, añadido a todo esto, hay que esperar con turno numerado en los distintos departamentos del establecimiento para solicitar el producto deseado, etc., me compensaba el breve encuentro con mi amiguito, quien cuidadosamente atendía la mercancía que me llevaría.
    Siempre procuraba entrar en la fila de la caja donde empacaba Arcadio, porque me gustaba su estilo de trabajo, amén de que me hacía tantas señas a la distancia que me era imposible ignorarlo. A él no había que darle instrucción alguna de cómo empacar; era un especialista haciendo lo suyo. Era un adolescente cuando le conocí; agradable, educado y trabajador, lo que lo hacía merecedor de una buena propina.
    Desarrollamos una amistad cliente-trabajador muy interesante por años. Parte de mi afán por tener contacto con él era para animarle a estudiar y no desertar como tantos otros. El me contó que no había podido seguir estudiando en la escuela diurna por tener que trabajar para ayudar en su casa, pero que iba a continuar de noche. De repente, sin embargo, le perdí la pista a Arcadio... casi por un año completo, hasta que me lo encontré en otra tienda.
    Al verme, me saludó con mucho entusiasmo; igual expresión de alegría recibió de mi parte. Al preguntarle cómo le había ido y compartirle que había estado orando por él todo ese tiempo, me contó muy sonreído: "Ahora trabajo en una distribuidora de alimentos y estoy en la universidad". Me quedé corta de palabras para expresarle mi felicidad. Él me tranquilizó diciéndome:
    "No se preocupe, nunca olvidaré todos los consejos que usted me dio". Me di cuenta de cómo el poder de la palabra de nuestra lengua puede dar fruto para muerte o para vida a los que nos rodean, tal y como lo plantease sabiamente el proverbista. Siempre me ha gustado estimular a los muchachos para que no se queden solo empacando bolsas en los supermercados o vendiendo especias en los semáforos, sino que luchen por ser alguien.
    Qué recompensa más grande me dio Arcadio cuando años después le volví a ver. Estaba con una guapa señora embarazada y me dice: "¿Sabe qué? ¡Me gradué de la universidad y me casé... le presento a mi esposa!" ¡Vaya! Casi pierdo el conocimiento por unos instantes.
    No me desmayé, pero el latir de mi corazón era tan fuerte que me sentí embargada de emoción por muchos días. De más está decir que les abracé fuertemente y les felicité. Aunque nunca supe su apellido ni él el mío... sentí que Dios me había hecho formar parte de su familia. Tan sólo porque pude aprovechar lo rutinario para expresar interés en otros. Vale la pena, ¿verdad?
    Anita de Irigoyen
    Podemos ser canales de bendición y contactos divinos para aquellos quienes creen que están solos. Decidamos hoy, despertar el espíritu dormido de muchas personas. Dios está contigo.
    Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te tomé para maldecir a mis enemigos, pero mira, ¡los has llenado de bendiciones! Números 23:11
    El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. Proverbios 10:6

    UN RINCON LLENO DE BASURA

     


    La casa era hermosa, del estilo del siglo diecinueve, y estaba rodeada de bellos jardines. Dentro de la casa había colecciones de relojes antiguos, lámparas de dos siglos de edad, sombrillas de todos los países, estatuillas de marfil, y otras muchas antigüedades. Pero Joan Abery, la dueña, de Reading, Inglaterra, nunca vivió allí. Ella vivió, durante treinta y cinco años, en un vaciadero de basuras.
    Joan Abery había sido víctima de un cruel abandono. Su novio la había dejado plantada en el altar treinta y cinco años atrás. Eso la destrozó. No sólo rehusó poner pie bajo el techado de su casa, sino que nunca permitió que ningún otro viviera allí. Prefirió vivir entre la basura, rodeada de ratas y de cucarachas, que en su hermosa casa. Y allí murió, anciana ya, decrépita y solitaria.
    Hay un proverbio bíblico que dice: «Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera» (Proverbios 21:9). En su amargura, Joan Abery modificó el proverbio de la siguiente manera: «Más vale habitar en un rincón lleno de basura, sola y tranquila, que en espaciosa casa mal acompañada.»
    La basura no es lugar para vivir. Dios no hizo al ser humano para vivir en medio de la basura. Al contrario, Dios hizo para el hombre y la mujer un jardín encantador que les dio por vivienda. Fue la derrota, la sensación de desgracia y fracaso, lo que los llevó a alojarse entre los desperdicios y las alimañas. Joan merecía vivir en casa propia, rodeada de sus colecciones de arte, y entre jardines y flores, pero prefirió vivir entre la basura.
    Así mismo hay muchas personas hoy en día que, pudiendo vivir en la limpieza y en el orden, en la belleza y en la cultura, prefieren vivir en medio de desperdicios y desechos morales. Porque vivir en medio de chismes y discordias, de peleas, de insultos y maltratos, es vivir entre la basura.
    Vivir en borracheras continuas, en drogas y delitos; andar ocultando con vergüenza una doble vida; practicar descaradamente toda suerte de aberración moral, adulterios, abandono de hijos, desfalcos monetarios y traición de confianzas, es vivir entre la basura. No sólo la ciudad tiene sus basureros; también los tiene la sociedad que vive en ella.
    Cristo quiere librarnos de toda basura moral. Él quiere darnos una vida limpia. Él quiere que vivamos en armonía y paz. Él quiere proporcionarnos una completa y total emancipación. Aceptemos el hogar de Dios. No vivamos más en los basureros de este mundo. Sólo en Cristo hay verdadera pureza.
    El Hermano Pablo
    www.Conciencia.net
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    No permitas que en este nuevo año tu vida se desenvuelva en un rincón lleno de basura. Prueba una nueva vida en Cristo.
    Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Deuteronomio 30:20
    ¡Sonríele a la vida, Israel! ¿Quién como tú, pueblo rescatado por el Señor? Él es tu escudo y tu ayuda; él es tu espada victoriosa. Tus enemigos se doblegarán ante ti; sus espaldas te servirán de tapete. Deuteronomio 33:29

    EL LADRON Y SU MADRE


    Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más bien lo estimuló. A la siguiente oportunidad se robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.
    El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.
    Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo: "Deseo decirle algo a mi madre en su oído".
    Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela. Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó: "¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.
    Al nuevo árbol se le endereza tierno para que crezca derecho.
    Fábula de Esopo
    Fuente: www.edyd.com
    Qué terrible es que al buscar al responsable de las cosas que hoy vivimos, descubrimos que somos nosotros mismos! Y es que indefectiblemente habremos de cosechar lo que sembramos ya sea en nuestras propias vidas o en las de quienes nos rodean. La reflexión de hoy nos permite comprender cómo las pequeñas cosas que hacemos o permitimos hacer acaban por definir el rumbo de nuestras vidas. En lo que respecta a nuestros hijos o los de aquellos de personas a las que amamos, estemos dispuestos a corregirlos... lo que está en juego es su futuro. ¿Será este próspero o lleno de amarguras? Cada uno de nosotros, si estamos dispuestos a intervenir a favor de esos muchachos, podrá hacer la diferencia. Adelante y que el Señor les bendiga.
    Raúl Irigoyen
    La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8
    El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. Proverbios 22:8

     


    Una de las cosas que menos me gusta hacer, es ir a algún lugar y devolver o cambiar algún artículo que compré, verdaderamente me disgusta tener que hacer uso de las "Garantías".
    En una ocasión al trabajar en una constructora mi jefe me pidió que fuera a una reconocida tienda a cambiar una cámara digital que no le había gustado, y como era mi jefe no me quedo más remedio que ir.
    El me dio la cámara en su caja intacta y me dio un PAPELITO (garantía de compra) donde decía el precio de la misma y donde se estipulaba que si no estabas satisfecho totalmente con el producto que adquiriste o si algo no le funcionaba del todo tenías todo el derecho de ir a la tienda y cambiarlo por otro o de recuperar el importe que habías pagado por este.
    Total que llegue a la tienda de artículos para oficina y papelería en general (muy grande por cierto y reconocida internacionalmente) y me acerque a un mostrador que decía cambios y/o devoluciones, yo aún con un poco de pena me acerque al mostrador y apenas iba a decirle al joven lo que acontecía, cuando el casi me arrebato la palabra y me dijo: Va a devolver ese articulo? Trae su nota de compra?...quiere otro o desea que le reembolsemos su dinero?...
    La verdad casi me quede muda..yo ya llevaba preparada toda una historia para casi hacer llora al joven y persuadirlo de que me la cambiara, pero no fué necesario, la tienda no iba a comprometer su "NOMBRE" ni su prestigio de años por una simple cámara, así que tome el dinero que me reembolsaron y salí de la tienda feliz!
    De igual manera ocurre con Dios, El nos ha dejado varios PAPELITOS de garantía que van respaldados por SU PALABRA es decir que llevan el sello de SU PERSONALIDAD, y El no comprometerá su esencia, ni Su prestigio de años (una eternidad para ser exactos) así que si El nos prometió algo, no dudes! él lo cumplirá y si estamos dudosos alguna vez solo vayamos y veamos la garantía que nos dejo, y así podremos decirle: Tú lo dijiste, así que se, que lo cumplirás.
    -.Eunice Rodriguez
    He aquí algunas de sus promesas:
    Juan 14
    27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
    Juan 16
    33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
    Salmos 50
    15 invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.
    Mateo 11
    28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
    Filipenses 4
    19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
    Mateo 28
    20 he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

    NO SOY UN FRACASADO

     
    Al comienzo de su carrera, Erma Bombeck tuvo que transitar por un camino lleno de dificultades. A edad temprana ya se sentía atraída por el periodismo. Su primer trabajo, cuando era una adolescente, fue escribir obituarios en el Journal-Herald de Dayton. Cuando salió del colegio y quiso ingresar a la Universidad de Ohio, un consejero estudiantil le dijo: «Olvídese de ser escritora». Ella rechazó ese consejo.
    Más tarde se pasó a la Universidad de Dayton donde en 1949 se graduó en inglés. Poco después empezó a trabajar como escritora para la columna de defunciones de la página femenina.
    Ese año, la adversidad golpeó su vida personal. Al contraer matrimonio, uno de sus más grandes deseos era ser madre. Pero para su tristeza, los médicos le anunciaron que no podría tener hijos. ¿La hizo eso darse por vencida y considerarse una fracasada? No. Ella y su esposo exploraron la posibilidad de la adopción y adoptaron una niñita.
    Dos años más tarde, una sorprendida Erma descubrió que estaba embarazada. Pero eso le trajo aun mayores dificultades. En cuatro años tuvo cuatro embarazos pero solo dos de los bebés sobrevivieron.
    En 1964, Erma logró convencer al editor de un pequeño periódico de un barrio, el Kettering-Oakwood Times, que le publicara una columna humorística semanal. No obstante la cantidad insignificante de tres dólares que le pagaban por artículo, esto la mantuvo. Aquella columna le abrió otra puerta. Al año siguiente le ofrecieron la oportunidad de escribir una columna tres veces a la semana para su antiguo empleador, el Journal-Herald de Dayton. En 1967, su columna aparecía en más de novecientos periódicos en toda la nación.
    Erma escribió su columna humorística por algo más de treinta años. Durante ese tiempo, publicó quince libros, fue reconocida como una de las veinticinco mujeres más influyentes de los Estados Unidos, aparecía frecuentemente en el programa de televisión Buenos días, América, apareció en la cubierta de la revista Time, recibió innumerables honores (como la Medalla al mérito de la Sociedad Americana del Cáncer), y fue distinguida con quince doctorados honorarios.
    Pero durante ese tiempo, Erma Bombeck también experimentó increíbles angustias y pruebas, incluyendo un cáncer de mama, una mastectomía y deficiencia renal. Y no dudó en revelar su perspectiva sobre las experiencias de su vida:
    Di el discurso de inauguración de las clases en la universidad, y les dije a todos que yo estaba ahí arriba y ellos allá abajo no por mis éxitos, sino por mis fracasos. Luego los puse a todos a rascarse la cabeza: un disco humorístico del que vendí dos copias en Beirut ... un programa cómico que duró lo que un dulce en una casa donde hay niños ... una obra para Broadway que nunca llegó a Broadway ... un libro de firmas al que llegaron dos personas, una preguntando dónde estaba el baño y la otra queriendo comprar la mesita donde estaba el libro.
    Lo que usted tiene que decirse es: «No soy un fracasado, solo fracasé al intentar hacer algo». Hay una gran diferencia entre una cosa y otra ...
    Personalmente y, para ser sincera, ha sido un camino duro. He sepultado bebés, he perdido a mis padres, he tenido cáncer y me he preocupado de los niños. El secreto es ponerlo todo en perspectiva ... y eso es lo que yo hago.
    Esa fue la actitud que tuvo Erma Bombeck mientras vivió. (Le gustaba referirse a sí misma como «una ex dueña de casa y ex escritora de obituarios».) Se mantuvo avanzando y escribiendo a pesar de los desalientos, el dolor, las cirugías, y la diálisis diaria hasta que murió a los sesenta y nueve años.
    Dígase: No soy un fracasado. Solo fallé al intentar hacer algo. Hay una gran diferencia entre una situación y otra.
    Andy Andrews, ed., «Erma Bombeck» en Storms of Perfection 2, Lightning Crown Publishers, Nashville, 1994
    Fracaso es solo una puerta para caminar con más seguridad y victoria, sobre todo si mi vida está anclada en Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe.
    Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
    Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón. Hebreos 12:1-3.